Hay ocasiones en las que uno establece una relación especial con un director mucho antes de aprender su nombre, antes incluso de conocer a cualquier otro director. Suelen ser los que nos han acompañado en nuestra infancia y primera adolescencia, los que nos hacían disfrutar de ciertas series de animación, o de tardes viendo una película del oeste con la familia, o de noches intentando sintonizar con el canal que emite aquella película de terror que tanto deseamos ver, sin que esa misma familia con la que veíamos a John Wayne se entere. Hideaki Anno es uno de ellos, quizás el principal, para mí.
Conocí a Hideaki Anno, muchos años antes de saber siquiera su nombre. Tenía unos 12 años y en la televisión autonómica catalana emitían Evangelion, la que probablemente aún a día de hoy sea su obra maestra. Vi el primer capítulo. No me gustó. Pasaron unos 3 meses, en los que no vi ni una sola vez, la serie, mientras esta llegaba a su ecuador. Entonces, por casualidad, sintonicé el canal, y vi el capítulo que resultó ser un resumen de todos los anteriores -algo que yo después descubriría que era una constante en las series de Anno-, yo no lo sabía, pero en aquel capítulo había un esfuerzo de montaje, un trabajo mucho más sofisticado que el de todos los animes que había visto antes. A pesar de que me desconcertó -el supuesto capítulo de resumen era un ejercicio de estilo en toda regla-, decidí ver el siguiente capítulo. Ese siguiente capítulo se llamaba "Those Women Longed For the Touch of Others' Lips, and Thus Invited Their Kisses", y dejó una impresión muy fuerte en mí, que todavía no se ha extinguido: en él, dos parejas, una de mediana edad y otra de adolescentes, tenían sus más y sus menos. Hoy en día, creo que lo que me fascinó, más allá de cierta visión de las relaciones de pareja, era la sensación de encontrarme ante un magnífico puzzle, un relato con cientos de posibles interpretaciones, y ninguna salida perfecta. Evangelion representó para mí, en un primer momento, lo que hoy es Inland Empire. Pero todavía fue mucho más: gracias a ella descubrí a Bach, a Beethoven y a Handel; fui consciente de la irracionalidad de la mente humana, de la fuerza de sus deseos; entendí, aunque hubiera sido incapaz de ponerlo en palabras, la importancia de la puesta en escena. A veces pienso que aún no me he recuperado del descubrimiento.
Escribo este artículo porque Hideaki Anno me ha marcado, y porque creo que puede marcar a más gente. Lo escribo a pesar de que difícilmente pueda considerársele un "nuevo director". Creo firmemente que Anno es un autor por descubrir, que puede influir de manera positiva en muchos cineastas. Ojalá llegue el día en que vea una película española y note esa influencia.
·La infancia recuperada
En la mayoría de las obras de Anno, los personajes giran alrededor de la memoria perdida, de un trauma que arrastran, y que condiciona su existencia durante la historia: durante la narración, toman conciencia del trauma y se enfrentan a él. Ya en Nadia, el misterio de la piedra azul, los villanos que debe enfrentar la pareja protagonista son los supervivientes de la ciudad de Atlantis, donde Nadia vivió su infancia. Sin embargo, es en Evangelion y Karekano cuando Anno subraya todavía más la importancia que da a la infancia en su obra: tanto Shinji Ikari como Asuka Langley son abandonados, de una forma o de otra, por sus padres, y como demuestra la película final, la serie es el recorrido que hacen ambos protagonistas para reconciliarse con el recuerdo materno. En Karekano, todos los personajes de cierta entidad arrastran heridas similares. Tras pasarse a la imagen real, el recurso narrativo dejó de ser McGuffin y centro de los monólogos interiores que definen el estilo de Anno, para ser la moraleja: en un final que roza lo esperpéntico, se le recuerda a la protagonista y al espectador que no deben olvidar como les amaban sus padres en la infancia, y por lo tanto, que debemos "portarnos bien". El sentido de la infancia se invertía, para dejar de ser el motivo del comportamiento presente, y convertirse en la fuente del superyo que debe vigilar que las personas tengan un comportamiento digno y aceptable. Si tuviéramos que aceptar Love & Pop, llegaríamos a la conclusión que el discurso de Anno hasta aquel momento no se había dirigido a todos sus espectadores, sino tan sólo a aquellos que no tienen una infancia plena, y por tanto, no están obligados a "portarse bien". Afortunadamente, en Shiki-Jitsu, Anno esquiva el moralismo fácil de su anterior film, y vuelve a las constantes tanto temáticas como sobretodo, formales que le habían distinguido: Shiki-Jitsu puede entender como un enfrentamiento dialéctico entre un trasunto de Hideaki Anno (interpretado por el director de cine Shunji Iwai, con el que comparte ciertos estilemas) y un personaje casi prototípico del autor: una chica que vive completamente desconectada de la realidad a causa de un trauma infantil. Shiki-Jitsu es la despedida de Anno del anime,
Debemos apuntar que centrar una ontología de personajes en su infancia, a día de hoy, no es fácil: el descrédito del freudianismo hace que cualquier obra que pueda utilizar una de sus herramientas pueda ser, directamente, menospreciada. Sin embargo, Anno, lentamente, ha ido introduciendo un nuevo tema: el amor. Ya anunciado en el final de Evangelion, tanto Karekano, por ser un shojo, como Love & Pop y Shiki-Jitsu basaban la respuesta a la herida de la infancia en la unión con otra persona. Es particularmente patente en Karekano y Shiki-Jitsu, donde el amor es lo único que logra que los personajes superen el trauma y alcancen la madurez.
·Intertítulos, paisaje urbano
Estando la obra de Anno dividida entre obras de animación y de imagen real, resulta interesante encontrar estilemas comunes, y más si, como es el caso, están tan marcados. Desde Evangelion, el rasgo diferencial de Anno ha sido el intertítulo -que en la edición española, torpemente, se tomó la decisión de doblar-, que se utiliza como recurso en dos circunstancias: como apoyo al monólogo interior -que en Evangelion se convierte también en diálogo con voces ajenas a nosotros pero que habitan en nuestro interior- y como narrador puro y duro. A día de hoy, sólo Shunji Iwai parece haber adoptado, en parte, este recurso, utilizando intertítulos similares a los de Anno para formalizar las conversaciones por chat en All about Lily Chou Chou.
La otra constante estilística del cine de Anno es su fijación por utilizar ciertos elementos del paisaje urbano para los planos de transición; especialmente objetos del mundo ferroviario -vías, pero muy en particular los semáforos- y también otros elementos determinados que Anno extrae de él: las perennes torres de electricidad, los rincones vacíos de gente, las clases llenas de sillas mal ordenadas después de que los alumnos se hayan marchado. El mundo de Anno es urbano y moderno, pero se enraiza en los espacios que la modernidad abandona pues los necesita para su propia existencia. Lo mismo sucede con sus personajes.